Yo recuerdo cuando yo era pequeña mi mamá siempre me llevaba a la Ciudad de México para pasar tiempo con mi familia. La ciudad parecía como un gran lugar llena de gente vendiendo jugos y tamales en la calle. Los camiones y taxis se endredaban entre si sin problema en las avenidas. Yo recuerdo todos los colores de las casas, azules y rojas brillantes, y recuerdo que podía escuchar música a cualquier lugar que me fuera. Esta siempre era la ciudad que yo querría tanto. Y cuando yo crecí, la ciudad cambió conmigo.
Yo fui a México para mi cumpleaños la semana pasada y miré a la ciudad con otros ojos. Sí, era la misma ciudad con que yo me enamoré cuando yo era pequeña, pero algo se cambió. Ahora soy una adulta, más madura y entiendo la importancia de conocer a las raíces de uno. Ahora entiendo el valor de estar con y conocer a la familia como sea esta familia. Ahora la ciudad para mi no es solo un lugar para ir a divertirme, sino un lugar para ir, relajarme y recargarme.
En la ciudad de México me siento como si estuviera en mi país. Estoy contenta cuando me despierto en las mañanas frías y fresca y escucho los perros ladrando y los pájaros cantando. Estoy contenta tomando mi café y hablando con mis abuelos, tíos y primos. Estoy contenta caminando con mi abuela y primos al mercado y viendo las montañas en cada dirección que yo miro. México y la familia tienen todo mi corazon y yo los extraño mucho.
Mi México lindo y querido, vuelvo pronto.