Venirme a los Estados Unidos a la edad de 16 años, fue un cambio drástico que no solo influyó mis planes a futuro, si no también mi identidad.
Mudarse a otro país nos expone a situaciones que a veces retan los valores y creencias con las que crecimos. Pero también nos ayuda a conocernos a nosotros mismos.
Estas son algunas de mis reflexiones sobre lo que para mi significa ser inmigrante y desenvolverme entre dos culturas:
1. No dominar al 100 por ciento ninguno de los dos idiomas.
2. Desarrollar un acento en tu idioma materno.
3. Sentir que tienes dos personalidades diferentes dependiendo del idioma que estés hablando en el momento.
No solo nuestro tono de voz y vocabulario varía de un idioma al otro, pero también nuestra manera de interactuar es diferente. Aquellos que me conocen saben que soy una persona bromista, pero hacer bromas en Inglés no es algo que se me dé naturalmente. Las personas con las que usualmente hablo es español quizá tengan un concepto de mi diferente al de las personas con las que hablo solamente en inglés.
4. Hacer planes a futuro, siendo flexible y teniendo en mente que estos planes pueden cambiar en cualquier momento.
Antes de venirme a este país estaba empezando a aprender sobre el proceso y requisitos para aplicar a la universidad. Al venirme a los Estados Unidos tuve que aprender un sistema educativo completamente diferente. Sabía que quería estudiar la universidad, pero no sabía cómo aplicar, qué escuela seria mi mejor opción, y sobre todo cómo poder cubrir los gastos que trae consigo una educación superior en este país. Creo que es importante tener metas de largo plazo, pero estoy consciente que puedo enfrentarme a circunstancias que me hagan cambiar de planes de la noche a la mañana
5. Nuestra identidad cambia de acuerdo a nuestras experiencias en la vida.
“Persona de color” o “inmigrante,” son términos con los cuales quizá no me hubiera identificado hace 10 años. Sin embargo, ahora son componentes cruciales de mi identidad y definen mis pasiones, mis intereses, y sobre todo mi motivación para involucrarme en movimientos de justicia social.
6. El hacerse a la idea de que no todos tus seres queridos estarán siempre en tu vida.
Entiendes que habrá personas que se irán de tu vida, pero otras nuevas llegarán. En vez de verlo como algo negativo, esto me motiva a intentar aprovechar lo más posible a la gente que me rodea hoy
7. Preguntarte cómo sería tu vida si nunca te hubieras ido.
8. Puede tardarte años, y quizá al principio te sientas culpable, pero llegas a entender que es posible tener mas de un hogar.
Decir que me encanta vivir en Oregon no significa que me he olvidado de dónde soy o que Jalisco ha dejado de ser mi hogar. Tengo la fortuna de decir que en ambos lugares he sido bien recibida y que he conocido gente que me han cambiado la vida.