No es sorprendente que la vida muchas veces es muy estresante. Las tareas, reuniones y los vencimientos son unos de muchos elementos en el montón de estrés que sufre el universitario hoy en día. Si tienes un trabajo o una investigación, hay que preocuparse con estos también…por no hablar del melodrama que ocurre entre los amigos. ¿Qué pasó? Hace un par de años no sentiste este tipo de estrés pero hoy… ser adulto no es tan divertido. ¿Cómo se puede disfrutar la vida si hay este monstruo de la responsabilidad que se avecina cada momento de estar libre?
El secreto es eso: hay que “no importar.” Pero no estoy hablando de ser perezoso ni indiferente, sino pasivo…o sea, tienes que aprender cómo permitir que el momento ocurra, sin lucharlo. ¿Parece que es algo hippy o lunático? Por supuesto, pero entiéndame, porque es una de las habilidades que es más útil para mi en la vida.
Recuerdo que en la preparatoria necesité tomar una clase de las religiones del mundo. Estaba en una escuela católica, pero tenía que aprender de otras fes para no ser ignorante.
En la sección del budismo, el profesor habló de una idea que se llama “zen.” Es una forma de meditación en que el usuario se concentra en “estar en el momento.” Muchas veces en la vida, no estamos “en el momento”; pensamos en qué hacemos en el futuro, y que pasó en el pasado, pero no estamos viviendo en ahora y hoy.
La próxima vez cuando la avalancha de responsabilidades quiere enterrarte, es importante respirar y examinar el momento. Las personas con trabajos estresantes, como doctores, no tienen “hielos en sus venas”…simplemente que aprenden cómo apartarse de la situación y con calma decidir qué hacer después. Esta habilidad requiere que se practique relajarse y no ponerse como loco; la estrategia es permitir que el mundo ocurra alrededor sin preocuparse de lo que está pasando. Por quitarse del ambiente y sólo observar, te garantizo que tus decisiones serán mejores y más sabias, y siempre se derrite el estrés de la vida con este método.
Para mí, el control de las emociones siempre es un gran problema. Soy propenso a ser gobernado por lo que siento en el momento. Cuando estoy estresado, siento pánico; cuando estoy confrontado, me insolento. La emoción para mí es una ola que me arrastra y me controla, y no puedo nadar porque la fuerza de la ola es demasiado arrolladora. Por supuesto, no es bueno vivir como eso…la ira, el estrés y otras emociones no deben dominarte. Para resolverlo, aprendo algo sencillo: cómo “hacer surf.” En vez de permitir que la ola te lleve, tienes que montar y manejar la ola. Cuando sientes que la emoción está aumentando, obsérvala sin confrontarla. Permitas que la emoción crece, pero no la confrontes. Que se ocurra y se pase, pero sólo observes sin luchar. Cuando lo haces, es cierto que la paz volverá en tu vida, porque el control de la emoción es una habilidad que todas las personas necesitan mejorar.
La filosofía de ser “zen” no sólo es “no me importa qué pasa en el mundo” sino que es alejarse del mundo y examinar el alrededor sin hacer nada. El control de las emociones es importante para aprender cómo controlar el estrés de la vida. Si no te molesta el estrés, te acercas a lograr, como dice DJ Khaled, “el sendero del éxito.”