¡Felicidades! Por fin has triunfado. Después de los SATs, la solicitud común y una multitud de entrevistas, estás listo para empezar la siguiente aventura. ¿Es emocionante, no? En la universidad puedes tener experiencias memorables, y tal vez aprender un poco mientras estás aquí.
Mejor que todo, estás a solas. Así es: sin padres, con pocas reglas, tu propia “casa”…¿es eso lo que significa ser adulto?
¡Pero déjalo ya, es el día de mudarse! Tu coche se detiene gradualmente cerca del dormitorio en el cual pasarás el próximo año. Pues, te parece aceptable el exterior…¿debe ser lo mismo el interior, sí? En verdad, tus padres se ponen más nerviosos que tú. Papá está jugueteando con las maletas en la cajuela para asegurar que la hayas hecho bien (no permite que la hagas por ti mismo). Mamá está hablando con uno de los estudiantes, pero ¿por qué tiene unos pañuelos en la mano? Lo que sea. Por todas partes, otros cientos de estudiantes están de ojos muy abiertos mientras juguetean otros cientos de padres con las maletas en sus cajuelas.
Building A (a la izquierda), mi primero dormitorio en JHU.
Ahora eres universitario; puedes encontrar tu propio dormitorio, ¿no? Está en el cuarto piso, como dice la hoja que has visto un millón de veces desde que llegó a tu casa en caso de que se desapareciera. Mamá empieza a quejarse porque hay que arrastrar la ropa sucia por cuatro pisos de escaleras, pero la interrumpes por abrir la puerta.
¡Guau! El cuarto es un poco pequeño, pero se abre a una vista de…la pared de ladrillos del próximo edificio. Piensas que eso bastará. Tus padres empiezan a desempacar el equipaje mientras tanto contemplas los mejores sitios para poner tus varios carteles.
Se puede describir la vida del universitario con una idea: la libertad. La libertad pura y sin ser adulterada. Eres una persona independiente. Eliges dónde comer, cuándo acostarte y cómo pasar el tiempo sin el mandato de cualquier otra persona. Escoges las clases que tomas, con cuales personas vas a hacer amigos y cuántos kilos vas a subir en el primer año. Si quisieras, podrías ser una persona diferente de quién eras antes. Es una gran oportunidad para empezar de cero. Sin embargo, como con cada decision de la vida, siempre habrá consecuencias de ser universitario.
Como otros estudiantes, fueron los años de la universidad cuándo realmente maduré. Es verdad que siempre hay consecuencias con cada decisión que tomo, pero sólo en este lugar siento que soy dueño de estas decisiones. Son mías… las tomo. Aprendo como ser organizado y responsable en el instituto, pero no se han puesto a prueba estas habilidades hasta la universidad. Aprendo como tomar buenas decisiones en la vida, como evitar ciertas cosas, pero esos también no se han cuestionado hasta la universidad.
Es verdad que ser universitario se trata de la libertad que uno tiene, pero también se trata de tus elecciones. Las decisiones cambian a la persona. La primera decisión para ti es dónde vas a poner este cartel en el dormitorio, pero después de eso será más difícil. La elección más importante para el universitario es cómo pasar el tiempo. He visto a los estudiantes que están llorando a las tres de la mañana en la biblioteca porque no han elegido bien. Aquí soy testigo del amor encontrado, el peso perdido y de las muchas personas que han cambiado sus vidas a causa de sus decisiones. La universidad cambia a la persona. Las elecciones también pueden cambiarla.
Los amigos a los cuales eliges pueden influir el resto de tus años en la Universidad.
La persona que pone las decoraciones en el dormitorio no es la misma persona que está quitándolas al fin del año. Esta persona tiene un millón de risas, lágrimas y sonrisas en su haber. Vas a madurar en la universidad, te lo prometo. Y al Papá y Mamá que ahora insisten en hacer tu cama en este dormitorio pequeño, para ellos te convertirás en una persona completamente diferente de la que criaron por 18 años. Imagina que conoces a un amigo por mucho tiempo, y después de dos semestres, el amigo no es el mismo.
Así que llore un poco tu Mamá. Esa es la razón por la cual tiene los pañuelos. Tus padres saben como pueden cambiar las decisiones a una persona… y esperan que te hayan preparado para elegir bien. Quizás sí, tal vez no. Pero es posible que este sea el último momento en el cual te conozcan antes de que elijas. Antes de madurar. Antes de cambiar.
Que te abracen por más tiempo. Porque en este momento, son las únicas personas en el mundo que no quieren que tú madures.
So You Wanna Be A College Student?
Congratulations! You’ve finally made it. You’ve conquered the SATs, common app, college interviews, and now you’re ready for the next adventure to begin. It’s exciting, isn’t it? You get to have great experiences, and maybe even learn something while you’re here.
Best of all, you’re on your own. That’s right: no parents, few rules, your own “place” …is this what being an adult feels like?
Never mind that, it’s move-in day! Your car slowly pulls up next to the dorm you’re gonna be staying in for the next year. Well, it looks decent on the outside…how bad could it be? Your parents seem more nervous than you, to be honest. Dad is fidgeting with your dorm stuff in the back, making sure he packed everything right (he wouldn’t let you do it yourself). Mom is talking to one of the students helping out… but why is she holding a box of tissues? Whatever, they’ll be fine. All around you, a hundred other kids look around wide-eyed while a hundred other dads fidget around their car trunks.
Building A (to the left), my first dorm at JHU.
You’re a college student now, you can find your own room, right? It’s on the fourth floor, just like it said on the piece of paper you looked at a million times to make sure you got your room right. Mom starts complaining about having to drag laundry up four flights of stairs, but you cut her off by opening the door.
Wow! The room is kind of small, only a double, but it opens up to a nice view of…a brick wall of the building next door. You suppose it’ll do. Your parents go about unpacking your stuff, while you contemplate the best spots to put up your gazillion posters.
Being a college student is summed up in one word: freedom. Pure, unadulterated freedom. You’re your own adult. You choose where to eat, when to sleep, and how to spend your time without anyone hovering over you telling you what to do. You choose what classes to take, which friends to make, and how much weight you’ll gain freshman year. Hey, you can even choose to be a different person than who you were. It’s literally a blank slate: you can be who you want to be. But like every choice in life, college has consequences.
Like many other people, college is where I really grew up. Sure, there have always been consequences to every choice I made, but college is when I felt like I really owned them. I owned the consequences. They were mine…I did them. I learned to be organized and responsible in high school, yes, but that wasn’t really put to the test until college. I learned to make good choices in life, to stay away from certain things, but that wasn’t really put to the test until college, either.
College is about freedom, yes. But it’s also about choices. And choices change people. Your first choice is going to be which wall to put up that one poster, but it’s all uphill from there. The most important choice in college is going to be how you spend your time. I’ve seen people cry at 3am in the library because they didn’t choose their study times wisely. I’ve witnessed love found, weight lost, and lives turned around because of choices. College changes people. Choices change people.
The friends you choose early on can shape the rest of your college career.
The person putting up dorm decorations now isn’t going to be the same one taking them down at the end of the year. That person will have grown up with a million different laughs, tears, and smiles under their belt. You will grow up in college, I guarantee it. And to the Mom and the Dad insisting that they make your bed for you in this small, two-person dorm, you might be a completely different person than the one they raised for 18 years. Imagine living with someone for that long, only to have them change in two semesters.
So let your Mom cry a little. That’s what the box of tissues is for. They know what choices can do to a person…and they hope they’ve prepared you enough to make the right ones. Maybe you will, maybe you won’t. But this may be the last moment they see you before you choose. Before you grow up. Before you change.
Let them hug you for a second longer. Because in that moment, they’re the only ones who don’t want you to grow up.