Sacrificado será tu Nombre
Madre mía,
Que están en la cárcel
Que crimen fue el tuyo
Que hoy esto te hacen
Somos un pueblo
Es lo que en la iglesia dicen
Tan cierto como que
Las naciones no existen
Solo en nuestras cabezas
Existe esta realidad
Pero no en la naturaleza
Y esa es la verdad
Familias son reales
Pero a ellos les vale
Según no te quieren
Pero te ofrecen el jale
Tan pronto y les sobramos
Y llega inmigración
Pero claro no sacan a todos
Porque les servimos a algún patrón
Al diario a mis hermanos
Les inculcan el miedo
En la escuela cada día
Les lavan el cerebro
No nos quieren
Es lo que escucho
Según por trabajar poco
Y hasta por trabajar mucho
El sueño americano
Nos mantiene en la lucha
No nos quieren aquí
Pero bien que quieren su fruta
El dedo fácilmente a nosotros se apunta
Pero a la hora de trabajar díganme quien se apunta
Sacrificado será tu nombre
Parece que así ha de ser
Hasta que una nación de ciegos
Algún día llegue a ver
Que ellos nos necesitan
Como Eva de Adán
El crimen de inmigrantes en todas partes del mundo es buscar prosperar y, a la vez, estar con su familia. Por el amor, y con esperanza, es que tanta gente toma el riesgo de venir a lugares como los Estados Unidos en busca de oportunidades para ellos y sus seres queridos. Es muy fácil enfocarse en el sueño — las metas — que buscan hacer realidad los inmigrantes, pero en el proceso se llega a olvidar la pesadilla de la cual escapan. Las acciones de una nación, como los Estados Unidos, se sienten en todas partes del mundo. E indudablemente, las acciones de los Estados Unidos han creado situaciones violentas, más pobreza, y explotación aquí mismo al igual que en otras partes del mundo. Simplemente no pueden existir los ricos sin tener una clase de gente pobre. El capitalismo crea la pobreza, inevitablemente, y se sostiene a través de la explotación de gente como los inmigrantes. Aun así, los Latinos llegan a ser pintados como parásitos. La realidad es que países como los Estados Unidos necesitan del pueblo, gente como los inmigrantes latinos que se mantienen motivados por el amor que le tienen a sus seres queridos.
Por ser una nación capitalista, las industrias usan su peso, su dinero y su influencia, para crear escenarios que obligan a la gente tomar una decisión — o se quedan en su pobreza, nadando en la tristeza, o vienen a lugares como los Estados Unidos donde serán la fundación de una sociedad en la cual se necesita aprovecharse de alguien para que cada quien pueda seguir tratando de hacerse rico. Esta lucha nos convierte en enemigos y, no solo justifica, obliga a la gente a tomar ventaja uno del otro.
En Latinoamérica también ha existido esta situación. Por los años de 1980, la CIA se involucró mucho en lugares como Nicaragua. Por medio de acciones clandestinas, este país se pudo aprovechar de la turbulencia que existía y hasta llegó a atraer lo que más necesitan, inmigrantes. La CIA pudo matar a dos pájaros con un tiro porque mientras trabajaba con los rebeldes, conocidos como los “Contra,” en Nicaragua para traer cocaína a las calles de comunidades afroamericanas, les mandaban armas a los Contra — echándole gasolina al fuego de una guerra civil. En 1986, el Senador John Kerry descubrió los hechos y los quiso dar a luz, pero fue ignorado por la mayor parte de los ciudadanos estadunidenses y por el gobierno americano.
Mientras tanto, aquí en los Estados Unidos, las comunidades más pobres, los afroamericanos y latinos, se vieron como enemigos en su lucha para obtener recursos que necesitaban. En realidad, las situaciones de estas comunidades son muy similares. El plan de los Estados Unidos fue simple, divide y conquistaras. Pandillas se fueron creando para que estas minorías pudieran aprovecharse de la oportunidad de ganar dinero por medio de la venta de la droga que los Estados Unidos trajo a sus comunidades con los esfuerzos de los Contra. Hoy día vemos como las pandillas les siguen dando un escape a estas minorías. Para muchos, es su única oportunidad para ganar dinero — pero, al fin del día, el narco más grande sigue siendo el tío Sam que ve sangre correr en las calles y usa esas mismas imágenes para criminalizar a todos los afroamericanos y latinos, entre otras minorías.
Nuestra historia como latinos se vincula a la de gente indígena en todas partes del mundo. Es una cadena histórica de hechos en la cual naciones imperialistas llegaron a conquistar a través del uso de la violencia, y muchas veces justificaban sus acciones con decir que lo hacían en el nombre de algún dios. En el siglo XVI, los españoles hicieron esto con la gente indígena que vivía en lo que hoy se llama México. Sus acciones eran “por amor” y con el deseo de hacerlos más “civilizados,” pero sus acciones eran barbáricas. Los españoles llegaron a México con la Biblia en la mano y se fueron con el oro de Moctezuma. Esa gente ya no está viva, pero las iglesias y civilizaciones que crearon si lo están. La idea de amor está envuelta en la idea de Dios, y la familia va de mano en mano con el amor. Pero ninguna de estas dos ideas se ve reflejada en la historia de naciones como España y los Estados Unidos, ni en el sistema capitalista en cual vivimos.
Al contrario, en el siglo XIX los Estados Unidos declaró guerra contra México y, a la vez, nació la imagen que hoy conocemos muy bien — la de campesinos latinos en granjas de estadunidenses. Inmigrantes de los Estados Unidos llegaron a partes de México sin problema alguno. Los Estados Unidos pusieron sus ojos en tierras que querían llegar a adquirir. Después de una guerra contra México, los Estados Unidos llegó a quitarle tierras — que hoy se conocen como California, Tejas, Utah, Nuevo México, Arizona, Nevada y Wyoming — al gobierno mexicano, pero el pueblo seguía en estas tierras de sus ancestros. El trato de Guadalupe Hidalgo prometió proteger estas tierras, el lenguaje y la cultura de los mexicanos que vivieron allí por siglos. Sin embargo, el trato protegía estas cosas bajo la ley de los Estados Unidos y los mexicanos tenían que comprobar que les pertenecía la tierra que trabajaban. Sin papeles ni experiencia legal, llegaron a obtener “ayuda” de abogados estadunidenses; abogados que tomaban las mismas tierras como pago por los costos legales. Esta primera generación de méxico-americanos se convirtió en las manos de obra de los estadunidenses que les quitaron la tierra de sus ancestros. Eventualmente, estas tierras fueron vendidas a estadunidenses, inmigrantes europeos de países poderosos.
Hoy en día las acciones barbáricas del siglo XXI son las que destruyen familias y criminalizan gente indocumentada en lugares como los Estados Unidos. Se criminalizan acciones tomadas por el amor que le da fuerza a la gente indocumentada — gente que sufre por el bien de los que más quieren, y son la fundación de el país estadounidense que nunca los ha querido.
Esta cadena de hechos, que es la historia del Latino en su propia tierra, sigue igual a como los españoles y estadounidenses la forjaron. Divide y conquistaras. Es un plan tan simple y obvio que nos parece natural; somos como peces en el agua. Naciones corruptas siempre han existido, pero nunca son los líderes de estas naciones que pagan por sus acciones. Al contrario, es el pueblo, en todas partes del mundo, que llega a enfrentar el costo. No hay que buscar mucho para encontrar un ejemplo. En el 2008 los Estados Unidos sufrió un desastre económico, pero no fue una accidente. Banqueros se pusieron a apostar con el dinero, el tiempo, y los esfuerzos del pueblo americano. Cuando tronó la economía, nuestro gobierno fue amenazado por los banqueros y usó el dinero de los ciudadanos para llegar a su rescate. Indudablemente, este gobierno tiene dinero, pero aun así se quejan de que nosotros los latinos — y otras minorías — toman ventaja del sistema. Esta no es la realidad. Este sistema los explota para rendir ingresos. Los inmigrantes son una parte necesaria de los Estados Unidos. Más bien, echarle la culpa a los explotados es una manera de distraer a la gente y crear un enemigo para sus ciudadanos. Dentro de estas mismas naciones, la gente lucha por los que quieren, pero dentro de un sistema que hace que sus vecinos sean sus enemigos.
La realidad es otra. Los muros, al igual que la pobreza, existen porque los humanos los han creado. Somos parte de la naturaleza, no al revés. El mundo le pertenece a la gente, no a las naciones. Las naciones solo existen en las cabezas de la gente. Es un concepto que se crea por media de la exclusión. Un enemigo es necesario para crear unidad dentro de las naciones. Los latinos, al igual que los musulmanes y los afroamericanos, sirven para amalgamar a la sociedad dominante, la de inmigrantes Europeos, que viene a mente cuando se habla del “americano.” El concepto del “americano” es tan real como el de las naciones. Somos un solo pueblo aunque estemos distribuidos en todas partes de esta piedra, la tierra, nuestro mundo. Naciones como los Estados Unidos se quejan de la misma gente que fue y sigue siendo su fundación. Por más que quieran sacar inmigrantes de lugares como los Estados Unidos, nunca podrán. Estas naciones capitalistas necesitan de inmigrantes como Eva de Adán.